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Un vistazo a las entrañas de la industria de la educación china

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Uno de los principales objetivos de mi investigación en China consistía en llegar a establecer trato con una muestra de estudiantes universitarios, un requisito que traté de cumplir dando clases de español en la Universidad de Wuhan y en varias empresas del sector de la educación, a cuyo «espíritu» de negocios dedico este pequeño artículo.

La primera empresa con la que traté era una de las más reputadas de Wuhan y tenía como líder supremo a un señor de cuarenta y muchos que se hacía llamar Charles. Charles provenía de Hong Kong, y siempre me dio la impresión de ser un auténtico «dragón» de los negocios. Las dos academias que tenía en la ciudad ofrecían un ambiente de lo más acogedor para sus alumnos (la mayoría de clase media-alta o superior) en el que no se había escatimado en medios y decoración.

Además de la imagen impecable, y con cierto aire «Disney», que ofrecía el interior de la academia, la empresa contaba con un departamento formado por verdaderos «tigres» del marketing, que no paraban de lanzar nuevos eventos de promoción y campañas publicitarias dirigidas a todo tipo de medios.

Para los que no estéis familiarizados con estas estrategias en China, os diré que constituyen un aspecto muy cuidado por empresas de este tipo, las cuales no dudan en hacer que sus empleados tomen parte en todo tipo de «shows» y actuaciones públicas de lo más hilarante, y a las que te tienes que presentar dispuesto a que te disfracen de Don Pimpón, o algo peor…

Sin embargo, y como es natural, cuando uno pone tanto esfuerzo en un aspecto particular, a menudo acaba descuidando otros, y eso es precisamente lo que le ocurría esta empresa.

Por ejemplo, cuando uno entraba en la academia, lo primero que se encontraba era una recepción con nada menos que cinco empleados, todos ellos trajeados y bien acicalados. Sin embargo, bajo esa imponente primera fachada, muy común entre las empresas chinas, lo que encontrábamos realmente era cinco estudiantes que apenas cobraban 200 euros al mes por su labor, y que, obviamente, no contaban con incentivos para tomarse su trabajo demasiado en serio.

Recuerdo que cuando trabajé allí, más de una vez fui llamado a dar clases en centros, clases y horas equivocadas, y lo mismo solía ocurrir a los estudiantes, que a menudo se encontraban solos en la clase, porque el encargado de turno le había enviado el mensaje de aviso a su querida suegra en lugar de al profesor.

¿Y qué hay de los profesores? Pues bien, quizás aquí es donde más comprometida se veía la calidad del servicio, ya que la empresa tenía una política basada en favorecer la contratación de profesores de aspecto caucásico aun cuando no dominaran las lenguas que fueran a impartir.

La verdad es que me parecía bastante injusto ver cómo se ofrecía más del doble de dinero a un estudiantes francés para que sustituyera al profesor chino de turno, sobre todo cuando el estudiante francés venía a dar clases de inglés, y lo hacía con más acento que el Inspector Clouseau. (No me quiero ni imaginar cómo acabarían hablando sus estudiantes)

Otro aspecto que no me gustó nada fue el modo en que se descartaban casi sistemáticamente a los candidatos de origen africano, incluso en los casos en que hablaban inglés como lengua materna, pero supongo que es lo que pasa cuando no se forma debidamente a la población sobre el problema de la xenofobia.

A mí, sin ir más lejos, me insistieron mucho en que diera clases de alemán de nivel avanzado, cuando yo apenas llegaba a un nivel intermedio. Aunque eso no parecía ser un problema para Charles, que incluso me sugirió contarles a los alumnos que yo era de origen alemán, y me instó a que no me preocupase por mis competencias lingüísticas, ya que lo que los estudiantes querían era «ver al profesor extranjero».

Aunque pude haberme beneficiado de la situación, finalmente renuncié a participar en aquella patraña, y además estoy muy contento conmigo mismo por no haber enseñado otra cosa que español, que ya es bastante atrevimiento si uno no cuenta con la formación específica para ello.

En cualquier caso, y a pesar de las crecientes precauciones al respecto, los requisitos y controles a la hora de contratar personal extranjero siguen siendo tan laxos, que no es raro que se acabe fichando a candidatos para nada aptos, o incluso a algún que otro depredador sexual atraído a China por su falta de leyes y controles estrictos en ese ámbito. (Aprovecho para recordar el grave el daño que ejercen este tipo de casos sobre la imagen, todavía muy sujeta a estereotipos, de esa minúscula minoría de extranjeros occidentales que residimos en China).

Este es un riesgo que quizás no afecte tanto a las escuelas con más prestigio, pero al que están muy sujetas las empresas de menor nivel, que a menudo están dispuestas a contratar el primer extranjero con el que se crucen (literalmente), con tal de jugar con algo de ventaja en la fiera competencia que domina el sector.

No en vano, al menos en Wuhan, existía toda una gama de empresas dedicadas a la enseñanza de idiomas, música, etc. que apenas constituían una económica excusa para tener a los hijos ocupados fuera de las horas de instituto o universidad, sin importar que llegasen o no a aprender algo de provecho.

La primera vez que colaboré con una empresa de este tipo, me quedé totalmente alucinado por el modo en que funcionaban.

Creo que pocas veces he presenciado semejante grado de especulación y prácticas «al límite», y eso que he pasado ya por unas cuantas empresas de varios sectores.

Para empezar, las aulas eran alquiladas de forma más o menos ilícita a centros de enseñanza públicos, práctica que se realizaba guiada siempre por el máximo ahorro de costes, por lo que no era de extrañar que durante el curso cambiásemos varias veces de edificio bajo el lema «de ruina a ruina, y tiro porque se nos cae encima».

Recuerdo que uno de ellos era tan viejo, y tenía los pupitres tan apolillados que casi me parecía oír psicofonías de Mao Zedong mientras dábamos la clase. En cuanto a los alumnos, la mayoría de clase baja, tenían tal callo ante este tipo de jugadas que ya ni les importaba que la clase de español la impartiera un portugués o un marroquí, países en los que también se habla español, o al menos eso es lo que les contaban el encargado de la empresa.

Y menudo era el encargado de la empresa, con su traje de imitación que no engañaba ni a un casero como yo, y esas largas uñas en los dedos pulgar e índice, costumbre heredada de tiempos pasados y que distinguía a aquellos que no requerían de trabajar con las manos.

Sus prácticas de marketing apenas consistían en un burdo engaño en el que caían decenas de universitarios cada año, muchos de ellos provenientes de zonas rurales y sin constancia de semejantes formas de explotación.

La «estrategia» en sí consistía en hacer que los encargados de repartir los anuncios de la empresa pagasen parte de su coste como requisito para poder acceder al trabajo (sin contrato, por supuesto), cuya retribución no verían hasta que la empresa contabilizara los frutos de la campaña, momento que se podía retrasarse hasta el final del curso académico.

El caso es que, al toparme con semejante ansia de ganancias por parte de empresarios como este último, muchas veces me he acordado de las teorías de Max Weber sobre la relación entre ética racional y capitalismo, y he llegado a pensar que, tal y como ocurre en muchos otros países, buena parte de los empresarios chinos acaba descuidando estos dos aspectos y dando lugar a un modelo de negocio sin apenas miras y dominado por un estilo de «espolio» o de «rapiña», por usar los términos del propio Weber.

Sin embargo, también he detectado que los nuevos empresarios de China son más proclives a calmar y racionalizar sus impulsos empresariales, y creo que no son pocos los que se están dando cuenta del crucial papel que puede jugar la ética tradicional, ya sea de cuño confuciano, taoísta, o budista, en la conquista de su particular «sueño chino».

Veremos si es así. Por mi parte, seguiré ofreciéndoos mi particular seguimiento in situ. Mientras tanto, no dudéis en compartir cualquier experiencia o aportación al respecto a través de un comentario.

Comments

  1. Tiene su gracia lo de las psicofonías de Mao Zedong… Estos expolios educativos que comentas no se dan solo en China, por desgracia. Son frecuentes también en otras áreas, como Oriente Medio y Europa, y no me cabe duda que también en América y otras regiones. El racialismo que coloca al WASP por encima del resto aunque sus capacidades cognitivas y didáctivas sean inferiores, colea desde hace siglos y aún falta bastante para que nos libremos de él. Respecto a la mercantilización de la educación: Basta combinar unas jugosas comisiones con una cucharadita de falta de ética, remover bien con políticas deficientes de calidad, seguridad, salud y medio ambiente… y ¡voilá! Desastre seguro, con el ínclito resultado de que se éste realimenta de generación en generación pues los alumnos aprenden a resabiarse y no los temarios en sí. Desde mi punto de vista, aunque todos estos son problemas graves de la educación internacional, uno de los más graves es el modelo de definición de temarios sobrecargados y exámenes exhaustivos, que no garantiza el aprendizaje, sino la capacidad de memorización y el cumplimiento superficial de unos apartados definidos por burócratas que no tienen motivación para comprenderlos y se dedican meramente a procesarlos, perpetuando así el injusto sistema del statu quo.

    • Muy interesante aportación.

      Coincido en tus apreciaciones acerca de la burocratización de la enseñanza, que han conseguido reducir a esta última a su función como mecanismo de movilidad social.

      Resulta muy llamativo ver hasta qué punto la educación se ha convertido en un entrenamiento orientado casi exclusivamente a la superación de los exámenes, asfixiando el propio especio para desarrollar eso que llamamos vocación, y dificultando el desarrollo de talentos que no encajen en el modelo de su modelo estándar de estudiante.

  2. Yo cada vez veo mas cerca el colapso de los sistemas educativos. Ahi, en España y en Japón. (luego a ver te pongo links)

    No se si la calidad de enseñanza ha decaido, pero antes era mucho mejor que nada. Ahora la referencia no es nada, sino que hay muchos metodos para obtener conocimiento.

    En España muchos universitarios estan decepcionados porque años de estudio no les han proporcionado trabajo.

    Hay gente que no estudiado para un trabajo, pero lo hace mejor que muchos o la mayoria que lo ha estudiado. Puede tener una predisposicion nata o las experiencias que ha vivido le han hecho ser bueno en eso. Por ejemplo, vendedor de coches o presentador.
    Muchas veces aprendiendo por uno mismo puede adaptar su ritmo, dandose tiempo para las cosas mas dificiles y menos para la que ya tiene sabidos.

    Hay muchas cosas que se puede mejorar.

    Pero hay que tener en cuenta que los sistemas oficiales dan un titulo al que mucha gente le da validez y credibilidad, pero que pasaria si esos titulos ya no fuesen reconocidos como un muestra fiable de conocimientos.
    SEria un poco como si la gente no confiase en dinero oficial.

    Habria que recurrir a academias con prestigio para obtener un titulo reconocido?
    Habria organismos examinadores y habria que ver cual es el mas prestigioso o reconocido y estudiar para obtener ese certificado u obtener el mayor numero de certificados posible?

    • Interesantes cuestiones, amigo Wallebot. En China padres y estudiantes se vuelven locos con los ranking de las mejores escuelas y universidades, y se le da una importancia tremenda a contar con una buena titulación.

      Sin embargo, la metodología de enseñanza no está muy desarrollada, o se apoya demasiado en técnicas que «nosotros» abandonamos hace años, como la de memorizar la lección palabra por palabra.

      Por otra parte, en la mayoría de los centros no se motiva la participación, y los profes no se implican tanto como podrían en su tarea, lo que hace que muchos chavales se conviertan en autodidactas. Realmente es sorprendente la cantidad de cosas que los estudiantes aprenden por su cuenta, o en grupos que organizan entre ellos, pero tampoco conviene olvidar que es un fenómeno derivado de un estilo de enseñanza poco satisfactorio.

  3. Lo prometido

    http://no-brain-zone.blogspot.com.es/2006/08/la-generacin-perdida-parte-1-los.html
    http://no-brain-zone.blogspot.com.es/2006/09/la-generacin-perdida-parte-2-las.html

    Yo me los he leido bastante estupefazto e incredulo, pero muchos comentarios en esa pagina y foros confirman bastante lo comentado.

    • Muy interesante aporte, Wallebot.

      Veremos que ocurre en China a medida que avanza en su carrera por el desarrollo económico y social.

      • Muy interesante artículo, Wallebot.

        A mi modo de ver, el problema, o quizás el reto, de la universidad es alimentar el interés de los estudiantes y aportar los recursos y oportunidades necesarias para que se formen e investiguen.

        El problema es que, en muchas ocasiones, tanto los profesores como los alumnos entienden el proceso desde una perspectiva demasiado utilitarista, al estilo: «si estudias esto y pasas el examen, trabajarás en esto y esto».

        En España esta última visión es muy habitual, ysi a eso sumamos recortes brutales en investigación, te puedes imaginar en qué se nos queda la universidad.

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